Pongámonos en situación:
Domingo 8 de enero 2017. 12:00:
Llega el Principito a casa después de pasearse y dar de comer a las gallinas mientras filosofa sobre las cartas pokemon con su hermana trabajar duramente en el huerto.
LLega con el diente que estaba a punto de caer ¡ya en la mano!. Henchido de felicidad y de los nervios porque al fin, iba a venir el ratoncito perez a su casa.

-¿Ya? ¿¿¿pero ese diente no estaba todavía más o menos pegado a la encía??? –digo yo con la mirada al padre al verlo llegar con cierto pánico maternal, no voy a negarlo.
UPS!!! estamos en plena resaca de reyes. En casa no tenemos nada guardado para la ocasión. No hay unas cartas Pokemon, ni un cochecito, ni nada de nada.
El padre ya medio apunta en voz alta que posiblemente el Ratoncito Pérez no trabaje los domingos. El principito lo mira con cara de ¿EH? ¿Qué me estás contando?
Vale por ahí no podemos seguir…