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Para mi hijo un reloj y un plato vienen a ser lo mismo 😉 |
Todo esto viene a colación por el cambio de hora. Que hayan retrasado una hora los relojes esta madrugada por supuesto a mi príncipe le ha dado igual. Esta es la primera vez en la historia de mi vida en la que no he dicho eso de: “que bueno esta noche dormiré una hora más. ”
He dormido lo mismo, aunque hoy no me puedo quejar porque el príncipe durmió de un tirón desde las doce de la noche a las cuatro de la madrugada. Han sido cuatro horas para mí solita. Mmmmmm que bien que me han sentado. Porque a estas alturas de la maternidad no les voy a engañar: me despierto bastante de madrugada para darle de mamar. Como mínimo y con suerte me “caen” dos veces y una noche mala sinceramente no sé cuantas veces me puedo despertar. A pesar de todo sigo sin salir de mi asombro porque yo, que antes era incapaz de ser persona sin dormir mis ocho horas, ahora soy una persona activa y responsable de mis actos durmiendo un número de horas bastante más pequeño del decente.
Pero tampoco voy a asustar a alguna futura mamá que aterrice por aquí. Esto de dormir mal no me pasa todas, todas las noches. Hay noches muy buenas y muy malas. Ni más ni menos. Lo que pasa es que mi cuerpo se ha acostumbrado y como digo, dormir ahora 4 horas seguidas para mí … es un sueño súper reparador y maravilloso.
Volviendo al tema principal: anoche cambiaron la hora y yo me desperté a las cuatro y a las seis para dar de mamar. A las ocho se despertó el príncipe pero con unos golpecitos rítmicos en el culete se quedó friti. A las diez mi pezón salía estratégicamente de mi pijama abotonado y lo pilló. Nos quedamos en la cama hasta las diez y cuarto pero “decidimos” levantarnos. Ahora son las doce y media del mediodía, once y media con el cambio de hora, el príncipe juega en pijama en su parque, yo escribo en pijama en el sofá y el papá duerme en la cama como un lirón.
Todos los días deberían ser domingo ¿verdad?